Las "plantas medicinales" han sido empleadas desde hace siglos para restaurar la salud. Distintas culturas, en distintos lugares y en todos los tiempos han aportado su visión y su conocimiento. Es un legado ancestral que aún hoy se recupera y actualiza con nuevos aportes. Los "yuyeros" del Siglo 21 continuamos la tradición: aquí una recopilación de artículos, notas e investigaciones sobre la temática ...sean bienvenid@s a esta bitácora virtual !
.
.

La Medicina de las Flores

Flores de Bach, Bacterias intestinales y Homeopatía

Una historia para contar y comprender




La TERAPIA FLORAL ha ido ganando adeptos en todo el mundo. El pionero en elaborar un sistema de curación con esencias florales fue el médico inglés Eduard Bach; este sistema es actualmente el más conocido y utilizado en distintas latitudes. El doctor Bach era especialista en bacteriología de un importante hospital de Londres, más tarde incursionó en el campo de la homeopatía, con gran éxito en su trabajo. 

En los albores del siglo XX, en sus experiencias como bacteriólogo asocia la presencia de determinados tipos de bacterias en el tracto digestivo, con la exacerbación de los síntomas en algunos pacientes con enfermedades crónicas como la artritis y otros cuadros dolorosos de tipo reumático.
Bach supuso que la inoculación con vacunas preparadas, a partir de esos microorganismos, podía favorecer la eliminación de toxinas bacterianas y la resolución por este medio de las crisis agudas, que se producían en esas enfermedades crónicas. Cuando administró la vacuna a los pacientes, se observaron mejorías de los síntomas agudos y crónicos de la enfermedad.

Al conocer las ideas de Hahnemann sobre los principios de la homeopatía, Bach consideró que sus vacunas, con pequeñas dosis de sustancias bacterianas, guardaban relación con lo expresado en ese sistema médicoterapéutico y decidió preparar diluciones homeopáticas de los microorganismos asociados con las enfermedades que estaba estudiando, las que administró en dosis sublinguales, con resultados mucho mejores que los hasta entonces obtenidos con la inyección de la vacuna. De esta manera Bach elaboró 7 remedios homeopáticos, a partir de bacterias intestinales asociadas con enfermedades crónicas, que fueron nombradas como los "siete noxodes de Bach"

Bach, observador de gran agudeza, advirtió que los pacientes que poseían el mismo tipo de bacteria patógena tenían rasgos comunes de personalidad o temperamento que podían clasificarse en un mismo grupo, de esta manera, cada uno de los 7 tipos de bacterias se correspondía con una personalidad distinta a las demás. De acuerdo con estos hechos comenzó a administrar sus noxodes, solo se guiaba por el temperamento emocional de sus pacientes, según los síntomas mentales que había asociado en cada tipo de noxode, y los resultados fueron aún superiores.

Con estas experiencias exitosas y profundizando en sus ideas, Bach llegó a la conclusión de que las emociones y distintos rasgos de personalidad contribuyen a la predisposición patológica, por lo que consideró que si encontraba las características mentales y emocionales del paciente bastaría para buscar el remedio más adecuado en la corrección de sus enfermedades.
 
Estas ideas vuelven a coincidir con el pensamiento homeopático de Hahnemann, lo cual lleva a Bach tras la búsqueda de otros productos naturales que fueran capaces de modificar las emociones y estados de ánimos, para actuar de esta manera sobre los elementos que consideraba precursores de la enfermedad, al tener la propiedad de armonizar las energías vibracionales.
Esta búsqueda lo lleva a encontrar los remedios florales. Las esencias florales de Eduard Bach son 38 remedios para otras tantas emociones o estados de ánimo, aunque hay otra adicional, la número 39, que es una mezcla de 5 esencias florales distintas para utilizar en casos de urgencias por su acción contra el estrés emocional o físico.

Se ha expuesto la evolución de las ideas de Eduard Bach a partir del principio de semejantes de la homeopatía, y cómo le ofreció máxima importancia a las emociones como precursoras de las enfermedades; a partir de estos criterios se empeñó en la búsqueda de sustancias naturales para armonizarlas. De ese modo utilizó las esencias florales, en las que algunos de sus seguidores pretenden encontrar el principio de los contrarios. Por su parte Bach expresaba que las energías vibracionales de las esencias florales serían útiles para equilibrar el estado vibracional del paciente afectado por las emociones o estados de ánimo.
Quizás por las influencias de las ideas de Rudolf Stainer (1861 1925), en sus teorías de antroposofía, Bach estableció una concepción filosófica: si la personalidad no acepta los dictados del alma inmortal, ocurre un conflicto que nos lleva al desequilibrio emocional y, este, a un desequilibrio energético que provoca la enfermedad.


 

En la preparación de las esencias florales de Bach no se sigue un proceso de dinamización-dilución como en la homeopatía, sino que se colectan las flores en un recipiente de cristal con agua de manantial y se exponen al sol en las primeras horas de la mañana. En este proceso de maceración las flores transfieren al agua sus energías vibracionales. Para la conservación de las esencias se añade brandy o coñac y se forma una solución hidroalcohólica de baja concentración de alcohol, en la cual las moléculas del agua no se modifican. En la administración de la terapia floral se pueden utilizar varias esencias florales al mismo tiempo.

Esta terapia fue reconocida por la OMS en 1976 y en la actualidad existen otros sistemas de terapias florales, que con el uso de flores diferentes siguen los mismo principios de la terapia floral de Eduard Bach. Si bien la terapia floral en sus orígenes está relacionada con la homeopatía, está claro que se trata de una manera diferente de atender al enfermo, la enfermedad y el tratamiento.
.
Del libro "Salud Ecológica" del Dr Jorge Ávila Guethón y el Dr Pedro Fonte Gonzalez - Ed Editorial Ciencias Médicas, 2004 (La Habana, Cuba)
.
.

Superbacterias resistentes a los antibióticos

La Caja de Pandora se ha abierto...

Madrid, 18-11-21. Cristina Muñoz es la codirectora del Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos, la iniciativa española para intentar frenar una de las mayores amenazas para la humanidad. Los medicamentos contra las bacterias están dejando de funcionar, a una velocidad ahora acelerada por el consumo excesivo e incorrecto durante la pandemia de Covid. La científica invita a imaginar el día a día sin antibióticos, un espeluznante mundo en el que cualquier infección podría ser letal. Sin cesáreas, sin trasplantes de órganos, sin operaciones de menisco, sin prótesis de cadera.

“Sería dar un paso atrás de casi 100 años en los avances médicos”, advierte Muñoz. “Pasarían cosas que ni se nos ocurre pensar, como que se caiga un niño, se abra la rodilla, lo lleves al hospital y el médico te diga que no hay nada que hacer, que lo siente mucho”, explica. Algunas enfermedades bacterianas —como la neumonía, la tuberculosis, la gonorrea y la salmonelosis— ya se están quedando sin tratamientos eficaces. La quimioterapia, que favorece las infecciones microbianas en los enfermos de cáncer al bajar sus defensas, también sería una práctica de alto riesgo en ausencia de antibióticos. “Dejaríamos de curar a las personas, pero también a los animales. No podríamos producir alimentos sanos”, advierte Muñoz. Al regreso de las enfermedades del siglo XIX habría que sumar las hambrunas.



Este 18 de noviembre comienza la Semana mundial de concienciación sobre el uso de los antimicrobianos y las autoridades tocan las trompetas del apocalipsis. Un informe elaborado para el Gobierno británico alertaba en 2016 de que los microbios resistentes a los fármacos —sobre todo las bacterias— ya mataban a 700.000 personas cada año en el planeta y de que se podría llegar a 10 millones de fallecimientos en 2050, más que los causados por el cáncer. El microbiólogo Bruno González Zorn alerta de que el Covid ha empeorado la pandemia silenciosa de las superbacterias. “Puede que los 10 millones de muertes ya no ocurran en 2050, sino en 2040 o en 2030″, advierte.

Las bacterias se multiplican cada 20 minutos y a veces sufren mutaciones que son, por casualidad, un escudo frente a algún antibiótico. Y lo más inquietante es que pueden transmitir esos nuevos genes de resistencia a otras bacterias cercanas, incluso de otras familias. “Es como si yo aprendo alemán y te transmito a ti la capacidad”, explica González Zorn, catedrático de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid. Cuantos más antibióticos se usan, más evolucionan las bacterias para resistir a ellos.

González Zorn afirma que se está formando “una tormenta perfecta” y muestra los datos de los hospitales españoles durante la primera ola de Covid. De febrero a marzo de 2020 aumentó un 400% el uso de azitromicina, un antibiótico usado a la desesperada por si también funcionaba contra el virus SARS-CoV-2. El consumo de doxiciclina se incrementó un 517%. En España, estos niveles volvieron rápidamente a la normalidad, pero siguieron desbocados en otras regiones del mundo, como América Latina. “Durante la pandemia se han utilizado tantas carbapenemas [un tipo de antibióticos] que en algunos países, como Chile, tenemos los niveles de resistencia que esperábamos tener en 2030. Hemos acelerado 10 años. Estamos muy alarmados”, señala el investigador.

El microbiólogo es uno de los 15 miembros de un grupo internacional de científicos recién creado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para identificar qué antibióticos son esenciales para la salud humana, con el objetivo de blindar su uso para que sigan funcionando. Estos fármacos son como el Grupo Especial de Operaciones (GEO), la unidad de élite de la Policía Nacional. Si se necesitan y no funcionan, después de ellos no hay nada. Son el último recurso. Y las carbapenemas son precisamente una de estas últimas balas.

La oficina europea de la OMS lanzó una alerta en febrero: “No permitamos que la crisis de Covid se convierta en una catástrofe de resistencia a los antimicrobianos”. En algunos países, el escenario es escalofriante. Médicos del Hospital Almenara de Lima han advertido del uso “irracional e indiscriminado” de antimicrobianos en Perú durante la pandemia. Expertos en Estados Unidos, India, México y otros países también han hecho sonar las alarmas.

La microbióloga Ana Maria de Roda Husman, holandesa de padre español, advierte de que los mecanismos de resistencia, en principio, solo tienen que aparecer una vez. “Entonces la caja de Pandora ya está abierta”, señala. Su equipo, del Instituto Nacional para la Salud Pública de Países Bajos, ha detectado bacterias resistentes a carbapenemas por doquier en las aguas residuales del país. Las tuberías de los hospitales, y también las de los hogares, contribuyen a diseminar superbacterias en la naturaleza. La amenaza de combinaciones inimaginables está sobre la mesa.



Antibióticos en el agua

De Roda Husman alerta de que “los propios fabricantes de antibióticos pueden ser un problema, especialmente en regiones donde no existen leyes de residuos”. La investigadora cita la contaminación producida por una fábrica de azitromicina a unos 25 kilómetros de Zagreb, en Croacia, en el río Sava, ya colonizado por una rica comunidad de bacterias resistentes a antibióticos. En otros países, como la India, la gravedad de la situación se dispara. En 2007, un estudio halló niveles inauditos de antibióticos en las aguas vertidas en el río Isakavagu por una planta de tratamiento que da servicio a 90 fabricantes de medicamentos genéricos en Patancheru, una zona industrial cercana a la ciudad india de Hyderabad. La concentración del antibiótico ciprofloxacino en el río alcanzaba los 31 miligramos por litro, una dosis mil veces superior al umbral tóxico para algunas bacterias.

El microbiólogo clínico Rafael Cantón recuerda cuando empezó a trabajar, en 1988, y hacía pruebas de laboratorio para determinar la susceptibilidad de una bacteria a diferentes antibióticos. “Antes lo habitual era ver todo S, la letra inicial de sensible. Ahora la mayoría de los valores son R, de resistente. Solemos estudiar unos 20 antibióticos [para cada infección] y unas 15 veces al año nos encontramos con una situación dramática: todo R. No tenemos opciones terapéuticas para estos casos”, lamenta Cantón, jefe de Microbiología del Hospital Ramón y Cajal, en Madrid.

Las autoridades europeas calculan que las superbacterias ya matan cada año a 33.000 personas en el continente. La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, donde trabaja Cristina Muñoz, habla de unas 4000 muertes en España, el triple que las causadas por los accidentes de tráfico. Pese a las alertas, el último Eurobarómetro mostraba que el 42% de los españoles había tomado antibióticos en 2018, frente al 32% del total de la UE. Uno de cada tres encuestados en España pensaba, equivocadamente, que los antibióticos curan los resfriados, cuando en realidad están provocados por virus, no por bacterias.

Pandemia invisible

Rafael Cantón lamenta que, pese a estas cifras, la pandemia de supermicrobios sea prácticamente invisible. “No hay colectivos de pacientes que se quejen de la resistencia a antibióticos”, afirma. Es un silencio sorprendente, porque el 6% de los ingresados en los hospitales adquieren una infección en el propio centro, tras intervenciones como la colocación de una sonda urinaria o la intubación para la respiración artificial, según un estudio promovido por la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene.

“Hay menos infecciones adquiridas en los hospitales, la mitad que en 1990, pero las que se adquieren ahora son más problemáticas”, advierte Cantón. “Lo llamamos capitalismo genético. Una bacteria que es resistente tiende a permanecer y tiene más posibilidades de adquirir todavía más mecanismos de resistencia. Es como el que ya tiene dinero, que tiene mayor facilidad para ganar más dinero”, expone.

El experto reconoce el “pico tremendo” de consumo de antibióticos en los hospitales durante la primera ola de la pandemia. “Eso nos ha recrudecido problemas que ya teníamos y han aparecido otros”, apunta Cantón en referencia a la proliferación de bacterias resistentes a las carbapenemas. “Han aumentado en todos los hospitales por el efecto selectivo de la utilización de antibióticos”, sostiene.

El panorama en la industria farmacéutica es desolador. Solo hay 43 antibióticos experimentales en ensayos clínicos, según la OMS, frente a más de 5700 posibles nuevos tratamientos contra el cáncer. Para el microbiólogo Marc Lemonnier, es un escándalo. “Por cada producto antibacteriano en desarrollo tienes más de 100 en oncología. Es inaceptable. Estamos hablando de una necesidad médica comparable. De aquí a 2050 estas infecciones matarán igual que el cáncer”, opina.

“Nadie quiere invertir”

Lemonnier, un hispanofrancés nacido en Tánger (Marruecos) hace 54 años y criado en Madrid, trabajó como científico hasta que en 2009 montó su propia empresa farmacéutica: Antabio. El nombre hace referencia a Anteo, el gigante norteafricano que, según la mitología griega, ganaba todas sus peleas, porque cada vez que caía al suelo obtenía nuevas fuerzas de su madre, Gea, la diosa de la tierra. “Hércules encontró una manera innovadora de matar a ese monstruo: levantarlo del suelo, para que no entrase en contacto con su madre. Y esa es exactamente la estrategia de mi empresa: encontrar una manera novedosa de matar a bacterias a las que nada puede matar”, señala Lemonnier. Un óleo de Zurbarán representa esta pelea de Anteo y Hércules en el Museo del Prado.

“La cantidad de antibióticos en desarrollo es paupérrima porque nadie quiere invertir en esta área”, sentencia el empresario. Las farmacéuticas ganaron más de 7000 millones de euros con productos contra el cáncer entre 2014 y 2016, al mismo tiempo que perdían unos 90 millones con los antibióticos, según la organización estadounidense Pew. El dinero ha volado a la oncología. En 2019, la inversión privada en potenciales tratamientos contra el cáncer rondó los 8600 millones de euros, frente a los 120 millones en antibióticos. “La paradoja es que es un área prioritaria para la OMS, pero absolutamente no prioritaria para los inversores privados”, lamenta Lemonnier.

El empresario ha logrado 44 millones de euros de financiación desde 2009 para el desarrollo de tres antibióticos prometedores. La mitad del dinero le ha llegado de organizaciones sin ánimo de lucro, como la británica Wellcome Trust y la estadounidense CARB-X. “Cada vez me es más complicado financiar mi empresa. Para mis estudios clínicos en humanos necesito levantar ahora decenas de millones, pero la inversión privada se está enrareciendo porque los inversores no ven salidas, no ven éxitos comerciales, y se van a otro sitio”, explica.

Grandes farmacéuticas —como la suiza Novartis, la británica AstraZeneca y la francesa Sanofi— han abandonado en los últimos años la investigación de nuevos antibióticos. “Si no cambia la dinámica, tenemos un problema mayúsculo. Estamos en una encrucijada que puede dar paso a una segunda pandemia mundial devastadora”, advierte Lemonnier, miembro de la junta directiva de BEAM, una alianza de 70 pequeñas y medianas empresas biotecnológicas europeas dedicadas a buscar tratamientos contra los microbios.

Una economista española, Laura Marín, dirige desde 2013 en Estocolmo la mayor iniciativa mundial de investigación de las resistencias antimicrobianas, el programa JPIAMR, con casi una treintena de países a bordo, como Alemania, España, India y la Argentina. “No hay un modelo de negocio favorable”, explica. “Crear nuevos antibióticos es complicado científicamente y todo el mundo ha dejado de hacerlo. El antibiótico luego se vende por un euro, así que no les sale a cuenta. Y si logramos un nuevo antibiótico no se lo vamos a querer dar a nadie, para reservarlo para los casos más graves, así que se van a vender muy pocos”, argumenta Marín. Hacen falta, subraya, incentivos económicos para las farmacéuticas y mucho más dinero público.

El programa JPIAMR intenta convencer a los países para que inviertan más cuanto antes, no solo para el desarrollo de nuevos antibióticos, sino para averiguar cómo mantener la eficacia de los que todavía funcionan. “Si logramos un nuevo antibiótico, que es algo que puede ocurrir dentro de 20 años, no podemos tener resistencias desde el primer día”, alerta Marín. La experta menciona dos medidas clave: prohibir la venta de antibióticos sin prescripción médica y acabar con su uso sistemático para estimular el crecimiento de animales sanos. Son dos políticas en vigor en la UE, pero inimaginables en los países más pobres, sin acceso a médicos y con necesidad de aumentar su producción de carne.

Cristina Muñoz defiende que España es un ejemplo para el mundo. Era el país con el máximo consumo de antibióticos de la UE en 2014, cuando arrancó el Plan Nacional. Desde entonces, según sus cifras, las ventas han caído un 33% en medicina humana y un 59% en veterinaria, a menudo gracias a acuerdos voluntarios con las empresas ganaderas. El mayor éxito es la reducción de prácticamente el 100% en el uso en los cerdos de colistina, un antibiótico descubierto en 1947 que se descartó para los humanos por su toxicidad renal y se reservó para la veterinaria.

Hace 15 años, ante la falta de alternativas, los médicos tuvieron que resucitar la colistina para usarla como último recurso en personas con infecciones multirresistentes, según recuerda Bruno González Zorn. “Esto da una idea de la situación en la que estamos. Estamos rescatando antibióticos tóxicos de los años cincuenta para salvar vidas en los hospitales del mundo. Es inaudito”, explica el microbiólogo. En noviembre de 2015, en China, se detectó por primera vez un gen capaz de convertir las bacterias en superbacterias resistentes a la colistina. Se abrió la caja de Pandora.

Por Manuel Ansede, para Diario El País (España)

 



ARTEMISA y la sombra de MARTE


Todos tenemos a Marte en nuestra carta natal, aunque las modalidades en que esa vibración se expresa en nuestra vida son muy diversas. Suele ser muy común tener una visión sobre Marte tal como la tuvieron los antiguos griegos: para ellos ARES era un gigantón grotesco, violento e incivilizado. Tamaño prejuicio acerca de la expresión de la energía marciana (consciente estemos de ello ó no) ha contribuido fuertemente a distorsionar su expresión.


Y con ello (o debido a ello) queda ocluida o mermada nuestra capacidad de acción en el mundo material, nuestra capacidad de iniciativa, de ponernos en marcha tras un 'plan', una 'meta' o un 'sueño'. 
Queda disminuida así nuestra capacidad natural de conseguir los recursos necesarios para la vida material. Ésto, entre otras variantes.


Desde un nivel puramente vibratorio (no arquetípico), una expresión fluida de la energía de Marte se modula naturalmente con Venus, en un ida y vuelta sin fin, donde se equilibran mi deseo y el registro de 'el otro'. 
Sin embargo, eso no parece ser lo habitual: la visión distorsionada de la energía marciana a menudo opera como un dique, conteniendo (reprimiendo) ese pulso. 
Hasta que, en algún momento, ese dique no es suficiente y estalla!! Se desata así la ira, cólera, rencor, bronca, miedos, resentimientos y una larguísima lista de etcéteras que devienen de esta dinámica. Y esto ocurrirá una y otra vez, a menos que se modifique nuestra percepción y apertura a la vibración simbolizada por Marte.
Nuestro intento de 'civilizar' a Marte poniéndole una mordaza, o encerrarlo en el sótano del inconciente no hará que la expresión de Marte desaparezca. Quedará 'en sombra' y entonces vendrá por destino, tal como lo explicitaba Jung.

Es en esa dinámica que se enmarca la -mala- salud de nuestro sistema hepático, con su interminable cascada de consecuencias y síntomas asociados. Esas emociones, resultado de esa distorsión, van minando poco a poco dicha función. Conocer esta relación, y su manifestación en el cuerpo físico, es muy revelador.

Es aquí donde interviene el uso Plantas Medicinales específicas, asociadas a darle fluidez y naturalidad a la expresión marciana, ya que ellas operan tanto en el plano físico -recuperando y restaurando la función hepática/digestiva- como en el plano vibratorio. Pueden aclarar nuestra percepción, afinarla.
Trabajar la sombra -en este caso, de Marte- en alianza con el MundoVerde se convierte en una vía alternativa. Posible.

Así es como concibo la amistad con plantas específicas que resuenan con la energía simbolizada por Marte y con acción -entre muchas otras- en el sistema digestivo-hepático, tal como sucede con "MUGWORT" ó ARTEMISA (sea que se trate de Artemisia vulgarias, Artemisia annua, y también de Artemisia verlotiorum). 

Aliada a la hora de "poner Marte" y salir de los nidos lunares, cuando ya es tiempo. Aliada en los "ritos de pasaje", especialmente en caso mujeres. 
Ni violenta, ni desvalida... ARTEMISA

Recordar, en la mitología, Artemis era hermana gemela de Apolo, el Dios Sol. Al momento del parto, Artemis "nace" primero y de inmediato colabora con su madre a parir a su hermano Apolo. Se vé allí una de las funciones de Marte, que abre camino a la manifestación de la identidad Solar, facilitando que emerja del útero-nido lunar
Cada vez que la "casa" nos queda chica, y hacen falta ánimos para levantar vuelo propio y dejar los nidos que una vez nos cobijaron. Cada vez que haya que abrir la puerta por última vez y salir... Mugwort

© Eduardo Marconetto

Nota: los modos de empleo de estas plantas medicinales (protocolos de toma) son personales, y dependen de las características particulares de quien va a tomarlas: su condición de salud, su condición física, peso, edad, etc. También se tiene en cuenta si está tomando alguna medicación (en algunos casos la medicación se potencia con el empleo de alguna planta medicinal, y en otros se anulan entre sí) Es un tema delicado, y mi propósito con este post es SOLO visibilizar una mirada del empleo de los "yuyos" desde Astrología como práctica, tal como lo veo, comprendo y explico durante los talleres.



Al encuentro con las Plantas Medicinales

En ocasiones, buscamos una planta medicinal solo con el anhelo de que nos permita continuar con nuestro caprichoso modo de vida y alimentación.


Pero enmascaramos esa pretensión con frases bonitas de la new-age, tales como: "- quiero conocer la sagrada medicina ancestral" ó "- voy al encuentro de la magia de las plantas"
Sí que hay magia!! ...pero NO se manifiesta de ese modo!

En numerosas ocasiones pareciera que buscamos atajos, recetas, pócimas y sortilegios, con el único objetivo de continuar siendo los niños caprichosos que somos, y así seguir maltratando nuestro cuerpo.
Los síntomas que nos avisan que nuestro cuerpo está en desequilibrio, que hay una "enfermedad" ya manifestada o por manifestarse, no llegan por azar, en la gran mayoría de los casos.
Entonces, ¿qué podemos hacer al respecto? ¿Podemos reestablecer el estado de salud? ¿Ayudan las plantas para ese propósito? ¡Claro que si!
Lo hacen porque posibilitan con su acción que se restablezca el equilibrio, para que el organismo pueda hacer lo que sabe, vivir sano. Posibilitan que el sistema se limpie, desobstruya, y desatasque. Y que el principio vital fluya, y la percepción se aclare.
Quizá, a la hora de conocer sobre plantas, podríamos preguntarnos con qué intención nos acercamos a ellas, y si estamos dispuestos a una transformación vital.
¿Nos hacemos responsables del organismo que somos ó solo deseamos que "mamá-planta" haga las cosas por nosotros?
Pueden ser grandes aliadas, de nosotros depende


¿BAJO QUÉ MIRADA APRENDEMOS SOBRE PLANTAS MEDICINALES? 


Si solo hacemos foco en una descripción tipo anatómica de los sistemas orgánicos de nuestro cuerpo, y a la par seleccionamos las plantas que "tratan" síntomas o enfermedades de esos sistemas, en verdad nunca llegaremos a percibir el ORDEN SISTÉMICO. Se nos escapará la percepción de un todo FUNCIONANDO.

Si solo vemos porciones aisladas del organismo, nuestra acción en verdad solo cambiará en modo formal: en vez de "una pastilla", usaremos una planta para tratar síntomas. Pero nuestra mirada disociada seguirá intacta. Y a la hora de emplear una planta, equivocaremos la elección.

Por ejemplo, pretenderemos usar plantas para estimular el sistema inmunológico, sin percatarnos que el estado de estrés crónico es quien está interfiriendo, bajando las defensas, por acción del cortizol.
Pretenderemos entonces usar plantas para tratar el estrés crónico sin advertir que, con un "desorden de la flora bacteriana intestinal" (disbiosis intestinal) éste será solo un intento temporal en vano.
Y pretenderemos así poner "orden" en el intestino, tratar constipaciones o diarreas, o intestino permeable, mirando solo ese órgano, sin atender al buen funcionamiento del hígado-vesícula biliar-páncreas, ni hacer foco en la alimentación.
Así, decenas de ejemplos que pierden de vista el origen. Se nos escapará siempre el hilo conductor.

¿Qué organiza a todo este sistema orgánico vivo que llamamos cuerpo? ¿Cómo es que se sostiene "vivo"? Pues, básicamente para vivir, crecer, desarrollarse, precisa alimentarse.
Y tomamos el término "alimentación" con un sentido ampliado. Un modo de comprendernos como sistema orgánico en funcionamiento será entonces estudiar las "Octavas de la Alimentación"

LAS OCTAVAS DE LA ALIMENTACIÓN: 

El organismo humano recibe alimentos de tres diferentes tipos, según su “materialidad”: alimento físico, aire e impresiones. Cada uno de ellos ingresa por vías diferentes, y sigue un recorrido específico en el cuerpo, no obstante, en ciertos puntos se encuentran a fin de posibilitar su continuidad. Estas “rutas” que cada tipo de alimento sigue, se las denomina “octavas”. El estancamiento que pudiera producirse en su camino se verifica en la disfunción del órgano o sistema implicado.

El análisis de cada una de esas tres rutas nos llevará a encontrarnos precisamente con los lugares donde la octava se estanca o debilita, con el órgano o sistema implicado, y así seleccionar la planta adecuada para restaurar su buen funcionamiento.
Como ya se dijo, la salud es el estado natural del organismo, y la acción físico-química y vibratoria de las Plantas Medicinales pueden intervenir en forma eficaz en ese sentido. Limpiar, desobstruir y restaurar la ruta que siguen las tres octavas, es lo que aprendemos en el taller sobre Plantas Medicinales.

Podemos cambiar la mirada acerca de nuestro cuerpo, la salud y el uso de las plantas medicinales, y así nuestra acción será más certera. Esa es la propuesta, la invitación. 

© Eduardo Marconetto






Decididos a gestionar las olas


Desde la perspectiva del océano, nada es un problema, en el más profundo sentido. El dolor, la ira, la frustración... vienen y van en el océano, y no son -en un sentido real- un problema. Pero como los seres humanos no nos damos cuenta de quiénes somos realmente, hacemos un problema de ellos.



Decimos: "-¡esta ola no debería estar en el océano! Pone al océano en peligro, pone en peligro a lo que soy. Impide, en cierto modo, la completitud del océano, y si pudiera librarme de ella, volvería a haber completitud"
Lo que hacemos, en esencia, es no permitir que una ola esté en el océano. No permitimos que una ola, que ya es expresión perfecta de la vida, esté en la vida! Estamos tan profundamente condicionados a juzgar las olas, a dividirlas en buenas, malas, feas, hermosas, seguras, peligrosas, positivas, negativas, que acabamos pasando por alto la completitud inherente a cada ola de experiencia: a cada pensamiento, sentimiento y sensación.

Nos erigimos en jueces de las olas y, básicamente, juzgamos que unas están bien y otras no están bien, así que permitimos que algunas existan en lo que somos y otras no. Y aquí empieza eso a lo que llamamos resistencia.  Muchos maestros espirituales hablan de la resistencia que oponemos al momento presente y de cómo esa resistencia se halla en la raíz de todo sufrimiento psicológico.  Ahora podemos entender porqué nos resistimos  o un pensamiento o sentimiento: le oponemos resistencia porque no vemos completitud en él. Porque en cierto nivel lo percibimos como una amenaza a lo que somos.  Nos resistimos por miedo porque no vemos la inseparabilidad e intimidad entre lo que somos y lo que aparece en la experiencia presente. 
Así, a cierto nivel, sentimos que lo que está ocurriendo no está bien, y nos retiramos para evitarlo.
Ingeniamos maneras de hacerlo muy complicadas, pero en esencia lo que intentamos hacer es muy simple: librarnos de las olas que no nos gustan. Deseamos tener el océano bajo control gestionando las olas, de manera que solo aparezcan aquellas que queremos que aparezcan. Todo el sufrimiento humano es una variación de ese tema:  intentar controlar las olas, intentar controlar la experiencia del momento presente para que se amolde a nuestras ideas y conceptos de cómo debería ser. Si quieres sufrir ¡compara éste momento con tu imagen de cómo debería ser!

Acabo escapando de cualquier aspecto de mi experiencia  presente que considero que pone en peligro la completitud. Literalmente entro en guerra conmigo mismo. Me divido en dos: yo contra las "olas malas", las "olas peligrosas", las "olas oscuras" ó las "olas diabólicas" que hay en mí. Ciertas olas que hay en mí se convierten en una amenaza, así que echo mano del mundo -del siguiente cigarrillo, la siguiente relación sexual, la siguiente jarra de cerveza, el siguiente subidón espiritual- para dejar de sentir lo que siento, para eludir ciertas olas y, en definitiva, para librarme de esta incompletitud, este vacío, este sentimiento de carencia que palpita en el centro de mi ser.  


Me hago adicto (a amantes, a gurus, a sustancias diversas) , me apego a rígidos sistemas de creencias o me mato a trabajar..., todo para no tener que experimentar lo que experimento, para no tener que sentir lo que realmente siento en este momento, para poder anestesiarme y no sufrir el dolor de ser humano.  Como seres humanos hacemos cosas muy complicadas, peligrosas e incluso violentas para escapar del malestar que nos provoca la experiencia presente. Pero lo que ocurre debajo de esto es siempre muy simple: nos resistimos a lo que es.
Durante un rato, el dinero, el cigarrillo, el encuentro sexual, la experiencia espiritual parece proporcionarnos alivio de este aprieto. El objeto externo o la persona parecer hacer que desaparezca la tristeza, la soledad, el miedo, y parecen darnos la completud que anhelamos. Me aferro a cualquier cosa que crea que me proporciona integridad. Muchas enseñanzas espirituales hablan del apego, y ahora podemos entender por qué nos apegamos: cuando pensamos que esos objetos externos y esas personas nos están dando integridad, no podemos soltarnos de ellos., porque hacerlo significaría perder la integridad. Continuar enganchados a ellas puede llegar a ser una cuestión de vida o muerte.

Más adelante, hablaré de cómo inconscientemente les otorgamos poder a esas personas y objetos de nuestro mundo que creemos que nos dan integridad y, al hacerlo, perdemos nuestro poder y dejamos de confiar en nuestra experiencia.  Por eso, el buscador siempre busca un gurú -algo o alguien que tiene un poder sobre él-. El gurú adopta muchas formas distintas: puede ser un gurú espiritual (parece tener el poder de la iluminación), un amante (parece tener el poder del amor) ó una botella de cerveza (parece tener un misterioso poder de hacerte sentir mejor) El objeto o la persona teóricamente te quitan el malestar durante un tiempo. Durante un tiempo muy breve el peso del yo, el peso de la búsqueda, desaparece, y sientes un alivio temporal del malestar, del dolor, del sufrimiento. Cuando estás cerca de tu amante o de tu maestro espiritual, cuando estás viendo jugar a tu equipo favorito, cuando estás inmerso en la intimidad de un encuentro sexual, en la emoción de los deportes extremos o en las profundidades de la meditación, todo parece volver a estar bien.  La búsqueda se relaja y durante un rato, dejas de sentir el peso de ser una ola separada.
Pero he aquí el problema: cuando retiras el alcohol, el maestro espiritual, el amante o la actividad, el malestar reaparece, a veces multiplicado.  Cuando te separas del objeto buscado, -el objeto de la adicción, aquello que pensabas que te estaba completando-, la búsqueda comienza de nuevo. Muchas veces, solo cuando pierdes lo que pensabas que te completaba, te das cuenta de la búsqueda que borboteaba debajo de ello. Simplemente no eras consciente de que estuvieras usando a "tu gurú" para que te completara. La búsqueda era inconsciente.

Sí, es fácil creer que no buscas nada cuando todo va bien, cuando tienes lo que quieres y la vida se porta bien contigo. Dices:  "-no necesito nada para completarme, estoy completo"  Pero entonces pierdes tu dinero, tus posesiones, la salud, a tu pareja, a tu gurú espiritual, la fama, el éxito, tu aspecto, los recuerdos de tu experiencia de iluminación; pierdes el objeto, la persona o la experiencia que pensabas que te completaba... y la consiguiente incompletitud, la consiguiente soledad, la profunda insatisfacción con la vida -todo lo que se suponía que tus "poderosos" objetos o personas había hecho desaparecer, vuelve a aflorar.


Ni el objeto, ni la persona, ni la experiencia pasajera tenían en realidad ningún poder... al menos no el poder que tú realmente anhelabas: el poder de poner fin a la búsqueda, de una vez por todas. Así es, normalmente no nos damos cuenta de que estamos buscando hasta que experimentamos la pérdida, y la pérdida puede ser algo terrible... o una auténtica oportunidad para comprender que, para estar completos, nunca hemos necesitado lo que creíamos necesitar.
¿Qué crees que necesitas para estar completo? ¿Qué tienes miedo de perder? ¿Qué, en caso de que lo perdieras, te haría estar incompleto?
La verdadera libertad no depende de ninguna fuente exterior. 
La verdadera libertad es ser libre de toda dependencia, es dejar de depender de las fuentes externas para que te completen. El cigarrillo, los encuentros sexuales, la afectuosa mirada de un gurú no pueden darte una libertad permanente. Solo cuando tu atención gire ciento ochenta grados  para contemplar las olas no deseadas de las que huyes, existe la posibilidad de que descubras la libertad total y la paz en tu propia experiencia.

Por Jeff Foster / Fragmento del libro: "La más profunda aceptación"

Cómo los árboles conversan entre sí...


Conferencia en TED, por SUZANNE SIMARD
Imaginen que van caminando por el bosque. Supongo que están pensando en un conjunto de árboles, lo que los silvicultores llamamos una masa forestal, con troncos robustos y hermosas copas. Sí, los árboles son la base de los bosques, pero un bosque es mucho más de lo que ven, y hoy quiero cambiar su percepción de los bosques. Verán, bajo tierra hay otro mundo, un mundo de infinitos caminos biológicos que conectan árboles y les permiten comunicarse y comportarse como un solo organismo. Esto podría remitirnos a algún tipo de inteligencia.

¿Que cómo lo sé? Esta es mi historia. Crecí en los bosques de la Columbia Británica. Solía recostarme en el suelo a mirar las copas de los árboles. Eran gigantes. Mi abuelo también era gigante. Era leñador, y selectivamente talaba cedro del interior del bosque. Mi abuelo me mostró el silencioso y cohesivo ambiente del bosque, y cómo mi familia estaba vinculada. Seguí los pasos de mi abuelo.


Ambos teníamos curiosidad por los bosques, y mi primer momento de claridad fue en la letrina cerca del lago. Nuestro perro Jigs se resbaló y cayó. Mi abuelo corrió con la pala para rescatarlo. Estaba ahí, nadando en el fango. Pero conforme mi abuelo cavaba en el suelo del bosque, Yo quedé fascinada por las raíces, luego supe que debajo de eso había micelio blanco y debajo, los horizontes minerales rojos y amarillos. Finalmente, el abuelo y yo rescatamos al pobre perro, pero fue en ese momento que me di cuenta de que esa paleta de raíces y tierra era la verdadera base del bosque.
Quería saber más, así que estudié silvicultura. Pronto me encontré trabajando con gente poderosa a cargo de la explotación comercial. La extención de la tala de claros era alarmante, y me sentí en conflicto por mi participación en ello. No sólo eso, el corte y rociado de herbicida a álamos abedulespara abrirle espacio a pinos y abetos, comercialmente más valiosos, fue impactante. Parecía que nada detendría a la implacable máquina industrial.

Así que volví a la escuela, y estudié mi otro mundo. Verán, los científicos acaban de descubrir en un laboratorio, in vitro, que la raíz de una plántula de pino puede transmitir carbono a otra plántula. Pero esto fue en un laboratorio, y me pregunté si esto podría ocurrir también en bosques. Yo pensé que sí. Los árboles en los bosques pueden también compartir información bajo tierra. pero era muy controvertido, y algunos pensaron que estaba loca. Me fue muy difícil conseguir financiamiento para investigar. Pero persistí, y finalmente realicé algunos experimentos en lo profundo del bosque, hace 25 años. Cultivé 80 replicas de tres especies: abedul, abeto de Douglas y cedro rojo occidental. Supuse que el abedul y el abeto estarían conectados por una red bajo tierra, pero no con el cedro. Estaba en su propio mundo. Reuní mi equipo, y no tenía dinero así que lo hice barato: compre bolsas de plástico, cinta plateada y tela parasol, un cronómetro, un traje de papel, un respirador. Luego tomé de la universidad algunos aparatos de alta tecnología: un medidor Geiger, contador de centelleos, espectrómetro de masa, microscopios. Luego conseguí algunas cosas peligrosas: jeringas llenas de dióxido de carbono, carbono-14 radioactivo y algunas botellas a alta presión de un isótopo estable de dióxido de carbono, carbono-13. Pero tenía permiso legal...


Y me olvidaba de algunas cosas, cosas importantes: repelente de insectos, repelente para osos y los filtros de mi respirador ¡Cielos! El primer día del experimento llegamos al lugar y una osa gris y su osezno nos persiguieron. No tenía repelente para osos. Pero así es como se investiga en Canadá...
Volví al día siguiente, mamá oso y su osezno se habían ido. Esta vez sí pudimos iniciar, saqué mi traje de papel, me coloqué el respirador y luego puse las bolsas de plástico sobre mis árboles. Tomé mis jeringas gigantes e inyecté las bolsas con el isótopo rastreador radioactivo de carbono, primero el abedul. Inyecté carbono-14, el gas radiactivo, dentro de la bolsa del abedul. Luego al abeto, inyecté el isótopo estable de dióxido de carbono, carbono-13. Usé dos isótopos, porque me preguntaba si había comunicación de dos vías entre estas especies. Llegué a la última bolsa, la número 80, y de pronto la mamá osa apareció de nuevo. Me empezó a perseguir. Puse las jeringas sobre la cabeza, estaba matando moscos y salté a la camioneta y pensé: "Por eso la gente investiga en laboratorios."


Esperé una hora. Supuse que tomaría ese tiempo que absorbieran el CO2 a través de la fotosíntesis,lo transformaran en azúcar y lo enviaran a las raíces, y quizá, supuse, trasladarlo bajo tierra hasta sus vecinos. Luego de esa hora, bajé la ventanilla, para ubicar a mamá osa. Bien, estaba por allá comiendo arándanos. Me bajé de la camioneta y me puse a trabajar. Fui a mi primera bolsa con el abedul. Quité la bolsa. Coloqué mi medidor Geiger sobre sus hojas. Kshh! Perfecto. El abedul había absorbido el gas radioactivo. Luego el momento de la verdad. Fui hacia el abeto. Quité la bolsa. Coloqué mi Geiger, las agujas subieron, y escuché el sonido más bello. ¡Kshh! Era el sonido de un abedul hablando con un abeto, y el abedul decía, "Oye ¿te ayudo?" y el abeto decía, "Sí, ¿me mandarías un poco de tu carbono? porque alguien me bloqueó el sol." Fui hacia el cedro, coloqué mi Geiger sobre sus hojas, y tal como lo sospeché, silencio. El cedro estaba en su mundo. No estaba conectado en la red que conectaba al abedul y al abeto.

Me emocioné mucho, Corrí por cada uno de los lotes y revisé cada una de las réplicas. La evidencia era clara. El C-13 y el C-14 me mostraban que el abedul y el cedro tenían una conversación de dos vías. Resulta que en esa época del año, en verano, el abedul enviaba más carbono al abeto, que el abeto al abedul, especialmente cuando el abeto estaba cubierto. En experimentos posteriores ocurría lo contrario, el abeto enviaba más carbono al abedul que el abedul al abeto, porque el abeto aún crecía y el abedul ya no tenía hojas. Resulta que ambas especies son interdependientes, como el ying y el yang.

En ese momento todo cobró sentido. Sabía que había encontrado algo grande, que cambiaría la forma en que vemos la interacción de los árboles del bosque, no sólo como competidores sino como cooperadores. He hallado evidencia sólida de esta red de comunicación bajo tierra, el otro mundo.



En verdad creía y esperaba que mi descubrimiento cambiara la práctica silvicola, de clareos y uso de herbicidas a métodos más holísticos y sustentables, métodos más baratos y prácticos. ¿En qué pensaba? Volveré a eso.

¿Cómo se hace ciencia en sistemas complejos como los bosques? Como científicos del bosque, debemos investigar en los bosques, y eso es difícil, como ya les mostré. Además, hay que ser muy buenos para huir de los osos. Y más importante, persistir a pesar de tener tanto en contra. Debíamos seguir nuestra intuición y experiencia y hacer muy buenas preguntas. Luego debíamos recabar los datos y verificarlos. Yo he realizado y publicado cientos de experimentos en el bosque. Algunas de mis plantaciones experimentales tienen más de 30 años. Las pueden verificar. Así funciona la ciencia del bosque.


Ahora quiero hablar de ciencia. ¿Cómo se comunicaban el abedul y el abeto? Resulta que no sólo hablaban en el idioma del carbono sino en nitrógeno y fósforo y agua y en signos defensivos, en alelos químicos y horomonas. Información: debo decirles que antes que yo, los científicos ya pensaban que esta simbiosis mutualista bajo tierra llamada micorriza estaba involucrada. Micorriza literalmente significa "raíz de hongo". Pueden ver sus órganos reproductivos al caminar por el bosque. Son los hongos. Sin embargo, los hongos son sólo la punta del iceberg, porque fuera de esos tallos están las redes de hongos que forman el micelio, y el micelio infecta y coloniza las raícesde todos los árboles y plantas. Donde las células fúngicas interactúan con las células raíz, hay un intercambio de carbono por nutrientes, y el hongo obtiene esos nutrientes al crecer en la tierra y recubrir cada partícula de tierra. Esta red es tan densa que puede haber cientos de kilometros de micelio bajo una sola pisada. No sólo eso, el micelio conecta a diferentes individuos en el bosque,no sólo de la misma especie sino entre especies como el abeto y el abedul, y funciona como el internet.


Verán, como en todas las redes, las redes de micorriza tienen nodos y enlaces. Hicimos este mapa al examinar secuencias cortas de ADN de cada árbol y hongo en un área del bosque de abeto. En esta foto, los círculos representan los abetos, o los nodos, y las líneas representan la interconexión de autopistas de hongos, o enlaces.

Los mayores y más oscuros son los nodos más transitados. A estos los llamamos árboles núcleo, o más cariñoso, árboles madre, porque estos árboles núcleo nutren a los jóvenes, los que crecen en el sotobosque. Y si ven esos puntos amarillos, son las plántulas que se han establecido en la red de los árboles madre más viejos. En un solo bosque, un árbol madre puede estar conectado a cientos de árboles. Utilizando nuestros rastreadores isotópicos, descubrimos que los árboles madre envían el exceso de carbono a través de la red micorrizal a las plántulas del sotobosque, y lo hemos asociado con una sobrevivencia de plántulas cuatro veces mayor.
Todos sabemos que favorecemos a nuestros propios hijos, y me pregunté, si el cedro podría reconocer a su propia especie, como mamá osa y su osezno. Así que iniciamos un experimento,cultivamos árboles madre con plántulas familiares y ajenas. Resulta que sí reconocen a sus parientes. Los árboles madre colonizan sus plántulas con redes micorrizales más grandes. Les envían más carbono bajo tierra. Incluso reducen la competencia de sus propias raíces para crearle un marco a sus hijos. Cuando los árboles madre están heridos o muriendo, también envían mensajes de sabiduría a la siguiente generación de plántulas. Así que usamos el rastreo isotópico para rastrear el movimiento del carbono de algún árbol madre herido desde el tronco hacia la red micorrizal, y hasta las plántulas vecinas, no sólo carbono sino señales de defensa. Estos dos compuestosincrementaron la resistencia de las plántulas a la tensión futura. Así que los árboles hablan.

A través de muchas conversaciones, aumentan la resistencia de toda la comunidad. Quizá les recuerde nuestras propias comunidades sociales, y nuestras famílias, bueno, algunas...



Volvamos al punto inicial. Los bosques no son sólo un conjunto de árboles, son sistemas con núcleos y redes que se traslapan, conectan árboles y les permiten comunicarse, y abren caminos para la retroalimentación y la adaptación, esto fortalece los bosques. Esto es porque hay muchos árboles núcleo y muchas redes superpuestas. Pero también son vulnerables, no sólo a perturbaciones naturales como escarabajos de la corteza que suelen atacar árboles viejos sino a la tala intensiva y tala de clareo. Verán, podemos quitar uno o dos árboles núcleo, pero hay un punto crítico, porque los árboles núcleo son como remaches de avión. Puedes quitar uno o dos y el avión aún vuela, pero si quitan muchos, o incluso ese único que sostiene las alas, el sistema entero colapsa.

¿Cómo perciben ahora a los bosques? ¿Diferente?
Recuerden que ya antes dije que esperaba que mi investigación, mis descubrimientos, cambiaran nuestra práctica silvícola. Bien, fui a revisar 30 años después aquí en el oeste de Canadá.


Son como 100 kilómetros al oeste de aquí, en el límite del Parque Nacional de Banff. Hay muchos clareos. No es naturaleza virgen. En 2014 el Instituto de Recursos Mundiales reportó que Canadá en la última década ha tenido más perturbación forestal que cualquier país del mundo, y seguro pensaron que era Brasil. En Canadá, es 3.6% cada año. Según mi estimación, eso es cerca de 4 veces el índice sustentable.

Perturbaciones masivas a esta escala afectan los ciclos hidrológicos, degradan la vida salvaje del habitat, y emiten gases invernadero a la atmósfera, lo que genera más perturbaciones y muerte de árboles. No sólo eso, seguimos plantando una o dos especies y eliminamos álamos y abedules. A estos bosques simplificados les falta complejidad, y son muy vulnerables a infecciones y plagas. Y conforme el clima cambia, estamos creando la tormenta perfecta para eventos extremos, como el brote de escarabajos en los pinos de la montaña que barrieron con todo en Norte América, o ese mega incendio en Alberta de los últimos 2 meses.


Así que volviendo a mi pregunta final: en vez de debilitar nuestros bosques, ¿Cómo podemos fortalecerlos para lidiar con el cambio climático? Lo bueno de los bosques como sistemas complejos es que tienen una enorme capacidad de autoregeneración. En experimentos recientes, hayamos que con tala selectiva y retención de árboles núcleo y regeneración de una diversidad de especies, genes y genotipos; estas redes micorrizales, se recuperan muy rápido. Con esto en mente, quiero dejarles 4 soluciones simples. No podemos engañarnos con que esto es muy complicado.

Primero, tenemos que salir a los bosques. Tenemos que involucrarnos localmente con nuestros bosques. Hoy la mayoría de nuestros bosques se manejan con un enfoque unilateral, pero el buen manejo del bosque requiere conocimiento de las condiciones locales.
Segundo, debemos salvar nuestros bosques maduros, que son los depósitos genéticos, de árboles madre y redes micorrizales. Eso significa, menos tala. No digo no talar, sino talar menos.


Tercero, cuando se tale, hay que rescatar el legado, los árboles madre y las redes, la madera y los genes, para que transmitan su sabiduría a la siguiente generación de árboles para que resistan las tensiones futuras. Necesitamos ser conservacionistas.
Cuarto y último, debemos regenerar nuestros bosques con diversidad de especies, genotipos y estructuras plantando y permitiendo la regeneración natural. Debemos darle a la Naturaleza las herramientas que necesita para usar su inteligencia autocurativa. Recordemos que los bosques no son un conjunto de árboles compitiendo entre sí, son altamente cooperadores.
Volviendo a Jigs. La caída de Jigs me mostró este otro mundo, y cambió mi visión de los bosques.Espero hoy haber modificado su visión de los bosques.
Gracias.


(Traducción al español Ilse S. Úziel)

AQUI el video de esta conferencia en TED  (activar subtítulos) 

El terreno es todo...

“Bernard tenía razón, el germen no es nada, el terreno es todo.”



La microbiología oculta. Acerca del Profesor Pierre Jacques Antoine Béchamp (1816-1908)

El artículo tomado de la página "mundo-despierta" es una reflexión sobre la vieja e interesante controversia, que se planteó por primera vez hace 150 años, acerca de qué es lo más importante a la hora de enfermar, si los microbios (virus, bacterias, hongos, etc), o el estado previo del organismo, es decir, lo que se llama el “terreno”. 
El artículo concluye al final que, si bien existen más formas de microbios que las que conocemos, la enfermedad en definitiva no es algo que venga de “afuera”, sino que se genera en el propio organismo por condiciones no saludables en el entorno celular.

Louis Pasteur (1822-1895) y Antoine Béchamp (1816-1908), ambos franceses, propusieron dos explicaciones opuestas sobre la enfermedad, pero sólo uno triunfó: su nombre es mundialmente conocido, el Institut Pasteur es famoso por sus vacunas.

Se puede afirmar que Béchamp descubrió los microbios antes que Pasteur pero descubrió también algo que no interesaba: que en los seres vivos se produce una modificación de los organismos microbianos dentro de los tejidos y que no hay agresor externo 
Claude Bernard (teoría del terreno) se interesó argumentando que lo más importante en la enfermedad es el terreno y que la enfermedad como “proceso biológico” se desarrolla dependiendo del medio interno así como del pH, el aspecto determinante de este terreno. Aunque años después Pasteur en su lecho de muerte reconoció el trabajo de Bechamp cuando dijo: “Bernard tenía razón, el germen no es nada, el terreno es todo”, este reconocimiento no tuvo trascendencia, pues Pasteur -o sus teorías- se impusieron o ¿las impusieron?

En 1995 la UNESCO decretó el “año Pasteur” para conmemorar el centenario de la muerte del gran sabio. Simultáneamente, el New York Times titulaba “Las falsedades de Pasteur“. Tras una minuciosa lectura de las notas del químico biólogo, un historiador de la ciencia declaraba que Pasteur había mentido con respecto a su investigación, que robó las ideas de un competidor y que cometió varios fraudes.
En cuanto a Bèchamp, trabajaba sin preocuparse de su reputación, nunca se ha divulgado su trabajo, aunque descubriera un eslabón perdido en el orígen de la vida. Cuando la salud es deficiente (por malnutrición, intoxicación, estrés físico o moral) el "microzima" se transforma en germen que es “una parte más” de la expresión de esta disarmonía, no la causa (...) 

Hacia 1854, el Profesor Pierre Jacques Antoine Bechamp, un científico de Francia entonces Profesor de la Escuela de Farmacia de la Facultad de Ciencia en Estrasburgo, después Profesor de Química Médica y Farmacia en la Universidad de Montpelier (1857-75) y miembro de muchas sociedades científicas emprendió el estudio de la fermentación. Béchamp era médico, biólogo, químico y físico y presentó la “teoría” celular (polimorfismo) por la que las enfermedades vuelven patógenos a los microbios.
Nota: los microorganismos se transforman en patógenas o en simbiontes que conviven con nosotros, en dependencia del terreno o de la “salud” del individuo. Sabemos que en condiciones normales existen 10 veces más células-bacterias que células-somáticas en nuestro cuerpo.

Béchamp sostenía que los microorganismos podían desarrollarse a través de varias formas dentro de su ciclo de vida y que todos los microorganismos participan de esta propiedad. Es decir la enfermedad “no viene de fuera” sino que es un “proceso” más complejo que la simple idea del microorganismo patógeno que nos ataca, idea muy útil para que creamos que vivimos en un mundo peligroso donde “el otro” lo es y yo soy una víctima que me tengo que defender del exterior mediante las vacunas, los antibióticos, pero también el individualismo, el interés personal, etc., cuyo mantenimiento se basa en el miedo. La teoría “microorganismo malo antibiótico bueno” es, al menos, reduccionista (...)

No es de hecho ninguna exageración decir que la existencia del hombre depende de la actividad de bacterias; de hecho sin las bacterias no podría haber ninguna cosa viviente en el mundo; cada animal y planta debe su existencia a su vez a la fertilidad de la tierra y esta depende de la actividad de los micro-organismos que la habitan en números casi inconcebibles.
Las bacterias encontradas en el hombre y animales tienen la misma función que las encontradas en la tierra, o en el alcantarillado, o en otra parte en la naturaleza; están allí para reconstruir el tejido muerto o los tejidos enfermos, para reciclar los desperdicios, y se sabe bien que no atacan los tejidos saludables. Son parte importante y necesaria de la vida humana como aquellos encontrados en otra parte en la naturaleza.

El trabajo de Bechamp fue ignorado y finalmente fue salvado gracias al doctor Montague R. Leverson que leyó los escritos de Bechamp y viajo a Francia para encontrarse con él meses antes de su muerte. Leverson fue el traductor de la edición de 1912 de “The Blood and its Third Element” (La Sangre y su Tercer Elemento). También Leverson compartió sus descubrimientos con la escritora Ethel Douglas Hume quien documentó todos estos datos en su libro “Pasteur Exposed: The False Foundations of Modern Medicine”.

FUENTES: Pasteur o Béchamp?. En La Mafia Médica. Ghislaine Lanctôt.

Fitoenergética, medicina vibracional vegetal

"El cuerpo físico de los seres vivos tiene una vibración energética propia, al fin y al cabo todo lo que existe en este planeta también la tiene. La Fitoenergética estudia esas energías ofrecidas abundantemente en las plantas y las utiliza como auxiliares para el reequilibrio de nuestras energías."



Comparto aquí dos textos muy claros para comprender la medicina vibracional vegetal. Pertenecen a Bruno J. Gimenes, de LUZ DA SERRA.

"Normalmente, cuando hablamos de la acción curativa de los vegetales, asociamos esas propiedades al efecto de las composiciones químicas, a los elementos y compuestos que, sin duda alguna, actúan sobre nuestro organismo, ejerciendo variadas funciones. Esa antigua medicina es conocida como Fitoterapia.
Sin embargo, la Fitoenergética presenta un abordaje más amplio, que exalta el poder oculto de las plantas, relacionado con las propiedades vibracionales, o sea, la energía sutil contenida en ellas.
Ese campo vibracional a que nos referimos es un campo de energía electromagnética que envuelve y penetra la materia. A lo largo de la historia, fue llamado de diferentes formas, en diversas partes del mundo, como por ejemplo: Aura, Cuerpo Bioplasmático, Anatomía Sutil, Campo Energético, Campo Áurico, Cuerpo de Luz, Perianto, etc.


Los eventos que ocurren en el cuerpo físico reflejan sus efectos en el cuerpo energético y viceversa. En esa dimensión etérea de los seres es donde reside la verdadera causa de las enfermedades, por tanto, allí es donde debemos tratarlas cuando surjan. En esa frecuencia es donde actúa la energía de los vegetales, de ahí su eficiencia.

La Fitoenergética estudia la influencia de los vegetales sobre la anatomía sutil de los seres vivos y busca comprender cómo puede esa influencia operar positivamente en el campo energético de cada ser vivo, actuando sobre las causas generadoras de enfermedades, porque, en la gran mayoría de los casos, la enfermedad ocurre primeramente en el campo sutil, para después reflejarse en el físico. Como ahí es donde actúa la vibración de los vegetales, la armonización se produce por la combinación de plantas que pueden restablecer una sintonía de la misma vibración en la cual el campo energético está debilitado, no permitiendo que la enfermedad se perpetúe.

La Fitoenergética entiende al ser como una composición de energías en diferentes frecuencias. De esa forma, estudia las aplicaciones y combinaciones correctas de vegetales en los seres vivos, para proporcionar vitalidad donde haya debilidad, actuando de forma eficiente y profunda, pues actúan sobre la causa generadora de la dolencia.

El empleo de la Fitoenergética nos estimula a reflexionar que:
- Lo que realmente importa no es la Enfermedad, ni el nombre complicado del síndrome, tampoco los diagnósticos poco animadores. La meta principal es la comprensión de la existencia de un objetivo por detrás de toda enfermedad, o sea, un mensaje que nos dice qué es lo que necesitamos aprender.
- Nuestra misión es facilitar las cosas, ayudándonos y ayudando al prójimo en la búsqueda de esa conciencia que, en grandes dosis, suele ser un remedio infalible para la evolución humana.
- El Reino Vegetal está ahí, a nuestra disposición, para que, de manera sencilla, por medio del fluido vital amoroso, transformemos nuestras emociones y demos pulimento a nuestra jornada evolutiva.
- El Reino Vegetal, tan bello, tan presente y abundante, muchas veces no logra hacerse notar. Sin embargo, en la brillante y radiante energía de lo verde, percibida tan solo por ojos de seres humildes, está la clave de nuestro paso a un nuevo nivel de comprensión acerca del universo, hacia un caminar más consciente de la humanidad sobre los recursos de Dios.

¿Cómo recibir esa dádiva Divina?
Amando lo verde como se ama a cualquier compañero de jornada, como amamos a un hermano o a una mascota. Respetándolo como se respeta a una madre cariñosa. Comprendiéndolo como se comprende a un hijo y admirándolo como se admira el nacer del Sol"





"La Fitoenergética es un sistema natural de cura y equilibrio que puede proporcionar a todas las personas una herramienta eficiente, sencilla y asequible, para aplicar a todas las enfermedades del alma, que son tan evidentes en nuestro día a día. La Fitoenergética actúa más allá de los campos de la medicina tradicional, estructurada solamente en la cuestión orgánica y física, que, en la gran mayoría de los casos, no puede explicar los verdaderos orígenes y causas de las dolencias.
La Fitoenergética no solo propone tratamientos alternativos de eficacia comprobada, sino que además estimula a buscar las causas que originan el problema, o sea, a la expansión de la conciencia.
Los seres humanos se vuelven sensibles a todo tipo de influencias negativas cuando sus aspectos mentales y emocionales están en situación de fragilidad, haciéndoles extremadamente vulnerables. El empleo adecuado de la Fitoenergética consigue aportarnos equilibrio en todos los aspectos (físico, emocional, mental y espiritual), y es capaz de engendrar paz y armonía en nuestros niveles más profundos.

Lo que se ve en el cuadro actual son casos que se dicen “crónicos” en que la persona hace uso de esas medicaciones fuertes durante largos períodos de tiempo, sin que le traigan la curación efectiva, porque no actúan realmente sobre la causa origen, que, por lo regular, no está en el cuerpo físico.
Si un problema tiene origen en los conflictos que vive una persona en su realidad de emociones y sentimientos, ese es el punto desequilibrado, y por ello eso es lo que ha de ser tratado, ya que lo físico solamente es la manifestación del mundo interior de cada uno.
Ese conjunto de cualidades crea en la persona un estado de espíritu de protección y paz, adjetivos más que interesantes para que pueda existir crecimiento personal, evolución, bienestar y la curación natural a que todos tenemos derecho, sin misterios y sin complicaciones.
La Fitoenergética crea un universo de posibilidades ilimitadas que la convierte en una poderosa herramienta auxiliar para que la medicina occidental pueda expandir su actuación.

El cuerpo físico de los seres vivos tiene una vibración energética propia, al fin y al cabo todo lo que existe en este planeta también la tiene. La Fitoenergética estudia esas energías ofrecidas abundantemente en las plantas y las utiliza como auxiliares para el reequilibrio de nuestras energías.
En caso de que la debilidad física ya esté instalada, la actuación se verifica revertiendo el proceso y desprogramando la vibración característica de la enfermedad, para que el cuerpo vuelva a vibrar en su armonía natural. La vibración queda vitalizada por la combinación adecuada de los vegetales que, naturalmente, armoniza los flujos energéticos del individuo.
Esas son las claves de acceso para recibir esas dádivas divinas.



La medicina de la energía de las plantas puede ser ampliamente empleada para complementar cualquier tratamiento con medicamentos alopáticos. Un ejemplo práctico es el uso común de medicamentos ansiolíticos y antidepresivos que, en verdad, no curan la causa, sino que son únicamente paliativos que pueden dar origen a más de doscientos efectos colaterales ya conocidos y catalogados.
Esos medicamentos solo deberían usarse en casos agudos, y aun así, temporalmente, porque no actúan sobre la causa, no estimulan la curación y tienen muchos efectos adversos, desligando a la persona de su realidad conflictiva, o creando un estímulo “sintético” para enfrentarse a la vida.
Esas medicaciones tradicionales “anulan” o “distorsionan” la percepción de la realidad que tiene la persona, normalmente conflictiva y atribulada, y le proporcionan la falsa impresión de que todo está bien.

Un tratamiento Fitoenergético adecuado, llevado a cabo simultáneamente con los tratamientos médicos convencionales, puede obtener resultados rápidos, con efectos significativos, aportando bienestar en todos los aspectos del individuo: físico, emocional, mental y espiritual, muy diferentemente de los medicamentos alopáticos, que solo actúan en la estructura orgánica (físico), que es únicamente la condensación del mundo de emociones y sentimientos de cada individuo.

La Fitoenergética no anula en la persona su percepción de la realidad, sino que le aporta fuerza y confianza para que evolucione en su mundo de emociones y sentimientos, enfrentándose a los desafíos de esa realidad suya..."


por Bruno J. Gimenes, de LUZ DA SERRA